Los peligros de una autoestima alta

 

Durante el último mes hemos estado analizando qué es la autoestima y cómo podemos hacer para mantenerla en su estado más óptimo. Estamos llegando al final de este ciclo y antes de acabarlo quiero hablarte, sobre las consecuencias colaterales en nosotros y en los demás de tener una autoestima alta.

Tener la autoestima alta supone grandes recompensas, pero implica también enormes desafíos y retos personales. Por ejemplo, en este momento de tu vida estás acomodado al nivel de autoestima que has decidido tener ahora, por lo que cualquier atisbo de necesidad de cambio puede suponer la posibilidad de entrar en un terreno desconocido. Preferimos lo conocido al riesgo del cambio. Si subo mi nivel de autoestima, ¿cómo será mi vida?, ¿seguiré aguantando a mi pareja?, ¿abandonaré mi trabajo?, ¿perderé a mis amigos?, ¿abandonaré mi religión? ¿Cómo será mi vida sin depresión o sin ansiedad? ¿En qué consistirá eso de tener una autoestima alta y quererme a mi mismo?

A medida que vayas aumentando tu nivel de autoestima, aumentará también tu nivel de respeto por ti mismo y tu nivel de auto confianza, pero se incrementará también la posibilidad de encontrarte desorientado ante un mundo nuevo y desconocido. Conocerte más a ti mismo supone encontrarte con una persona desconocida que había dentro de ti y a la que no habías tratado antes tan directamente y eso puede llevarte a un estado de confusión sobre tu propia realidad. Todo crecimiento lleva implícito un periodo de desorientación.

Cuando se tiene la autoestima baja, organizamos nuestra vida de tal forma que esté equilibrada con esa autoestima baja. Equilibramos nuestra relación con nosotros mismos y con los demás en función de nuestra autoestima. Si estamos acostumbrados a relacionarnos a través del sufrimiento o la agresión, empezar a relacionarnos a través del respeto puede costarnos mucho esfuerzo. Y está claro que si comenzamos a estar más seguros de nosotros mismos, si somos más abiertos, si dejamos de estar a la defensiva, los demás van a tener que acostumbrarse, también van a estar desorientados durante un tiempo. Y si mantenemos nuestra autoestima alta, los demás no van a tener más remedio que adaptarse o alejarse de nosotros. Quizás algunos incluso traten por todos los medios de manipularnos para que volvamos a la antigua relación dependiente.

El peligro se encuentra en el proceso, porque una vez que tengas la autoestima alta, ya nada ni nadie te harán dudar. Cuando tengas mayor confianza en ti mismo y hayas experimentado sus ventajas, cuando te quieras más a ti mismo y hayas visto sus consecuencias, cuando tu relación con los demás esté basada en el respeto mutuo y hayas vivido sus efectos, la vida será tan gozosa, que no cabrá en tu cabeza la posibilidad de vivirla de otra manera.

Ricardo Ros.